Continuando con la cuestión de los recortes presupuestarios súbitos y espontáneos que han ocurrido en la política cultural de la Administración Navarra en las últimas semanas, se me ocurre incluir, con su permiso of course, este artículo de Thabitha, la loba esteparia:
En los años 60-70 surge en España el término ‘Democratización de la cultura’. Esto es que todo el mundo tiene derecho a acceder a la cultura. Para ello se lleva a cabo una descentralización de los equipamientos culturales para posibilitar el acceso de la ciudadanía a los bienes y servicios culturales.
Entre los años 70-80, este término evoluciona al de Democracia cultural. Ya no basta con que la ciudadanía pueda acceder a la cultura, sino que además se debe facilitar su participación en ella. La sociedad forma parte de la cultura y por lo tanto hay que tener en cuenta su implicación en ella de una forma organizada.
Actualmente (y desde los años 90) ha ido evolucionando cada vez más la idea de mercantilismo. La cultura puede ser rentable y, por lo tanto, se utiliza como excusa y recurso para ser explotado. La cultura entra dentro de las leyes de mercado. Comienza a dejar de importar si la ciudadanía puede acceder a ella o si participa en ella. Todo se rige por cifras económicas.
Y en ello estamos hoy. Estamos viviendo el declive de la cultura, porque cuando no hay dinero, la gente no consume cultura y ésta se convierte en un gasto “innecesario”. Tras múltiples recortes presupuestarios, asistimos ahora a la última medida del gobierno de derechas que no se acaba de despegar de la silla del Gobierno de Navarra. Su “Consejero” de cultura, Juan Ramón Corpas, que ya lleva unos añitos destrozando la cultura en Navarra, ha decidido esta vez, a pelo y sin previa explicación, suprimir las Rondas de Primavera y de Otoño y el Correpueblos, alegando un “ajuste en las partidas económicas dentro del Servicio de Acción Cultural debido a la crisis”.
El objetivo del Correpueblos cuando se creó, hace 25 años, era (y así se ha mantenido) llevar propuestas de teatro y cine a localidades navarras de menos de 200 vecinos (que, señor Corpas, aunque sean pocos también tienen derecho a la cultura). Los programas Ronda de Primavera y Otoño se encargaban de llevar actuaciones de teatro, música, folklore y proyecciones de cine a las localidades navarras de entre 200 y 1000 habitantes; y “en numerosos casos, supone la única actividad cultural que se organiza en estas poblaciones”.
Además, estos programas proporcionaban empleo a muchos grupos artísticos navarros e incluso de fuera de Navarra, que eran contratados para girar por la Comunidad Foral.
Así que felicidades Señor Corpas porque con una medida como esta acaba de tirar por tierra años de democratización y democracia cultural. Y de paso ha empobrecido aún más el panorama cultural de Navarra.
En los años 60-70 surge en España el término ‘Democratización de la cultura’. Esto es que todo el mundo tiene derecho a acceder a la cultura. Para ello se lleva a cabo una descentralización de los equipamientos culturales para posibilitar el acceso de la ciudadanía a los bienes y servicios culturales.
Entre los años 70-80, este término evoluciona al de Democracia cultural. Ya no basta con que la ciudadanía pueda acceder a la cultura, sino que además se debe facilitar su participación en ella. La sociedad forma parte de la cultura y por lo tanto hay que tener en cuenta su implicación en ella de una forma organizada.
Actualmente (y desde los años 90) ha ido evolucionando cada vez más la idea de mercantilismo. La cultura puede ser rentable y, por lo tanto, se utiliza como excusa y recurso para ser explotado. La cultura entra dentro de las leyes de mercado. Comienza a dejar de importar si la ciudadanía puede acceder a ella o si participa en ella. Todo se rige por cifras económicas.
Y en ello estamos hoy. Estamos viviendo el declive de la cultura, porque cuando no hay dinero, la gente no consume cultura y ésta se convierte en un gasto “innecesario”. Tras múltiples recortes presupuestarios, asistimos ahora a la última medida del gobierno de derechas que no se acaba de despegar de la silla del Gobierno de Navarra. Su “Consejero” de cultura, Juan Ramón Corpas, que ya lleva unos añitos destrozando la cultura en Navarra, ha decidido esta vez, a pelo y sin previa explicación, suprimir las Rondas de Primavera y de Otoño y el Correpueblos, alegando un “ajuste en las partidas económicas dentro del Servicio de Acción Cultural debido a la crisis”.
El objetivo del Correpueblos cuando se creó, hace 25 años, era (y así se ha mantenido) llevar propuestas de teatro y cine a localidades navarras de menos de 200 vecinos (que, señor Corpas, aunque sean pocos también tienen derecho a la cultura). Los programas Ronda de Primavera y Otoño se encargaban de llevar actuaciones de teatro, música, folklore y proyecciones de cine a las localidades navarras de entre 200 y 1000 habitantes; y “en numerosos casos, supone la única actividad cultural que se organiza en estas poblaciones”.
Además, estos programas proporcionaban empleo a muchos grupos artísticos navarros e incluso de fuera de Navarra, que eran contratados para girar por la Comunidad Foral.
Así que felicidades Señor Corpas porque con una medida como esta acaba de tirar por tierra años de democratización y democracia cultural. Y de paso ha empobrecido aún más el panorama cultural de Navarra.
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